Por Ricardo Dorantes ENTREPRENEUR / WEF
Parece más un término psicológico, pero en realidad se trata de
mecánica simple. La palabra resiliencia proviene de aquellos materiales que absorben
y almacenan energía de} deformación para después recuperar su forma original.
“Una definición que dio IBM para la resiliencia en los negocios
dice que no se trata sólo de soportar el fracaso, sino de salir fortalecido de
él y continuar las operaciones laborales”, explica el psicólogo Humberto Valle,
especialista de la clínica NEUROingenia.
Así, es uno de esos conceptos que el emprendedor deberá tener en
cuenta en circunstancias que son más cotidianas de lo que él mismo querría.
Por ejemplo, cuando los bancos rechacen las solicitudes de
crédito, cuando los clientes brillen por su ausencia, cuando las cosas parezcan
no querer concretarse o cuando el cliente que más pagaba decida ir a buscar
nuevos horizontes.
El emprendedor vive, por naturaleza, entornos hostiles que suelen
sacudirlo y le hacen extrañar la seguridad del mundo corporativo; de ahí que la
resiliencia se convierta en cómplice de buena parte de los proyectos
emprendedores exitosos que, sin la terquedad ante el fracaso, no hubieran sido
posibles.
“Se debe ser competente ante las adversidades para hablar de
resiliencia, no sólo saberlas tolerar”, explica el especialista.
Cuando Steve Jobs fue forzado a dejar Apple, la compañía que había
fundado, para regresar años después y convertirla en la empresa más valiosa del
mundo, demostró no sólo su poder como innovador, sino también ofreció una de
las lecciones más sublimes de lo que aquí se habla.
En resumen: el iPhone no sería posible si la resiliencia no fuera
parte de su historia.
Sin embargo, desarrollar este aspecto del carácter no es tan
fácil, de acuerdo con el experto.
Habrá quienes lleguen a la edad adulta con una mayor resiliencia
que otros, y habrá quienes tengan el tiempo y las experiencias para
desarrollarlo en el camino.
“Una de las características individuales ligadas a ella es la
autoestima. Y la autoestima es una habilidad que se puede mejorar y trabajar
personalmente”, asegura Valle.
La resiliencia debe ser parte del ADN del emprendedurismo en
México, pues los índices de fracaso indican que el panorama no es, de ninguna
manera, sencillo.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Fracaso, 75% de
las startups y emprendimientos en el país no superan los dos años de vida.
“El emprendedor se topa con ambientes totalmente adversos, pero de
los que debe estar consciente: va a salir a la calle a buscar clientes y habrá
días que no consiga ninguno, se va a topar con muchas puertas cerradas y
enfrentará crisis de las que tendrá que salir prácticamente solo”, advierte el
experto.
Debido a ello, para el experto no hay mejor forma de desarrollar
la resiliencia que estar dos pasos adelante del fracaso.
Estos son los mejores métodos para promover este valor al interior
de un emprendimiento:
Anticipar las crisis: los emprendimientos deben reconocer cuáles son
los escenarios en los que se podrían ver debilitados: visualizar situaciones
totalmente negativas, como negocios en los que se pierda una inversión,
situaciones como la pérdida de información o robo de equipo, o tragedias que
pudieran afectarles, como desastres naturales o crisis de comunicación.
Crear planes de acción: una vez que se han determinado qué tipo de circunstancias serían las que afectarían a la empresa, se deben anticipar algunos planes de acción, es decir, cómo responderían ante ese mal momento y cómo se protegería la compañía.